Al mirar por la ventanilla del coche, no se ve nada. Aun es de madrugada y la gente duerme, o algunos, los mas trasnochadores, se preparan para hacerlo. Nos vamos a Jaén. Es un viaje largo, pero lo amenizamos con charlas e historias. Paramos a desayunar. En la tierra del aceite, tocaba regar el desayuno con oro liquido. Muy bueno….desde ahora, ya somos personas normales. Quien más, quien menos, entre unos y otros, nunca descansamos bien. Algunos porque trasnochan, otros porque se despiertan y ya no vuelven a dormirse por el temor a no despertar a tiempo…al final todos llevamos sueño, pero, el cafelito nos hace seres humanos normales…¿seguro?.
Tras una breve clase de Historia de España, centrada íntegramente en Jaén, y más concretamente en la excelsa Localidad de Porcuna, y que abarcaba desde la época de los asentamientos romanos, hasta la conquista española (clase magistral impartida por el veterano del grupo de montaña), llegamos a Jaén, bueno, intuimos que estábamos en Jaén…la niebla no nos dejaba ver más allá de unos metros por delante de nuestras narices.
A las 9:00 había que recoger el dorsal y el chip (nuevo para nosotros)…mucha gente agolpada en un chiringuito minúsculo, pero al final, con tesón y paciencia lo conseguimos. Jaén es una tierra húmeda y fría. Nos cambiamos y comenzamos el calentamiento. Vemos pasar a los que compiten en la modalidad de duatlón. Es el indicativo para dirigirnos a la línea de salida. Se retrasa….pero al final, ya pasadas las 10:00….comenzamos.
Salimos del Complejo Polideportivo las Fuentezuelas y continuamos durante 2,5 km en un circuito urbano por las calles de Jaén. Las piernas estaban pesadas, no respondían como yo quería. Alguien, autóctono y conocedor del itinerario urbano nos puso un aviso a navegantes: “agarrarse que vienen curvas”, lo dijo como si no tuviera importancia, y al levantar la vista solo se veía asfalto…el cielo no estaba…pero lo bueno vendría al final, en un giro a la izquierda, con los pulmones intoxicados por la falta de aire, viene la puntilla…..que dolor…..vaya comienzo. Así entramos en el parque periurbano de Santa Catalina. Pisada poco técnica, pero siempre hacia arriba. En el cielo, un parapente parece darnos la bienvenida….esto si empieza a parecerse a un Trail. Estamos en nuestro terreno.
Hoy he decidido hacer la carrera junto a un compañero. Vamos juntos cada vez que el camino lo permite. Es un buen acompañante, y un buen corredor. No podemos ir charlando, hace falta aprovechar todo el oxigeno que podamos. Atravesamos las murallas de un castillo y continuamos por el sendero. La ladera de la montaña y la fuerza de la gravedad hacían que tu cuerpo “quisiera” salirse del camino…y creo que mirando al suelo, descubrí, mirando las pisadas de aquellos que iban delante de mí, que más de uno se salió. La sensación era extraña. Daban mareos.
Comienza la ascensión a la montaña. El hito que nos lo indica es un árbol caído. Esto ha empezado de verdad. La gente comienza a rezagarse. Es duro. La vereda discurre por un bosque de pinos. Km 5. Avituallamiento. Sólo agua y bebida isotónica…¿y la fruta?.....no estaba previsto….continuamos nuestro camino.
Una pareja apostada en el camino, nos anima. Se agradecen esas palabras. Saben que el esfuerzo es mucho y lo hacemos por nada. La vegetación va cambiando. Desaparecen los pinos. Ahora huele a hierbas aromáticas. Tomillo, Lavanda…olores que me recuerdan a ropa limpia y buena comida….pero arañan las piernas. En esa zona no hay mucho sol y la tierra está mojada. Aparecen los primeros charcos. Llegamos a la cima. Control de paso. Nos avisan que desde ahora es hacia abajo.
Sendas que cicatrizan en la ladera, llenas de piedras, tierra mojada y suelta. Un cóctel muy peligroso. He visto a gente resbalarse y caerse. Me vuelvo muy prudente. Mi compañero me dice que excesivamente prudente (o con mucho miedo, que es lo mismo). Poco a poco van pasando los kilómetros. Ahora pasan más rápidos, pero por el contrario vamos mas cansados. La ascensión ha sido dura, no tanto como en otras ocasiones, pero 900m D+ no son nada despreciables. Km 13. Segundo avituallamiento. Hay fruta. Que buena. Tenemos que continuar, pero mis piernas parece que tardan en aclimatarse otra vez a la cadencia que yo quiero….pronto ceden y puedo ir como a mí me gusta. Mi compañero es mi sombra y yo la suya. Baja muy rápido. Es bueno.
Aun quedan unos repechos, antes de llegar nuevamente a la zona que te obligaba a modificar el centro de gravedad si no querías llegar a Jaén por el lado más corto. Hay gente apostada en sitios estratégicos que desde lejos te gritan….¡animo….ya os queda poco!.....se agradecen.
Vemos Jaén….pero queda muy abajo. Todavía restaba un buen trayecto, pero todo en pendiente descendente. Volvemos a pasar nuevamente por las murallas del castillo. Hemos salido del parque periurbano, vamos de regreso a las instalaciones deportivas que nos vieron salir horas antes. Hay gente por la calle. Nos miran, unos asombrados, otros sorprendidos. A nadie deja indiferente esa comitiva multicolor que es un Trail. Apretamos el paso, aunque decidimos ser conservadores…por lo que pueda venir. Los últimos metros son los más bonitos. Vemos a los compañeros que han llegado ya. Están sonriendo….ellos también se lo han pasado bien. Nosotros hacemos nuestra entrada juntos….se acabó, buen trabajo.
Esta llegada sabe a despedida. Se nos terminó la temporada. La montaña ya se ha vuelto muy peligrosa. Pronto comenzará a nevar. Las temperaturas caen en picado apenas pasa el mediodía. La dejaremos descansar….pero el año que viene volveremos. Ahí están las sendas en donde queremos estar. Carreras duras, nada que ver con el asfalto. Desniveles asfixiantes que hacen que reconsideres a cada paso cual fue el motivo que te llevó hasta allí. Sólo hay que levantar la cabeza, para darse cuenta de que es la propia naturaleza la que te dá la respuesta, pero hay que estar ahí para descubrirlo.
Casi hemos estado todos. Los pies de un compañero siguen sin querer correr. Hoy, he querido correr como a ti te gusta cuando quieres velocidad. La visera hacia atrás. Todo el tiempo. Cada vez que el sol me daba en la cara….solo tenía que decir PELUCA TU TAMBIEN ESTAS AQUÍ. Así, todos estamos juntos otra vez. El año que viene, en la Serranía de Ronda, en Turdetania, en la Sierra de las Nieves, en el Valle del Genal, nuevamente, otros corredores, se verán sorprendidos ante el grito del CDM ULTRAFONDO LOS ALCORES: ¡¡¡¡COMERME LOS BUITRES, AQUÍ ME TENEIS¡¡¡¡¡¡, y solo puedes hacerlo tú.
Sorprendentemente, había agua caliente…placer que no había tenido ocasión de probar hasta hoy. Muy recomendable, sobre todo con estas temperaturas. Ramón, para variar, se empeña en alargar nuestra estancia, y ha vuelto a coger trofeo. Primero en su categoría. Es extraordinario. Cada vez está más fuerte. Enhorabuena (otra vez), tus compañeros sabemos que tu esfuerzo ha sido ímprobo. Eres extraordinario. Tenemos mucha suerte de tenerte entre nosotros.
Pronto nos damos cuenta de que nuestro cuerpo está débil. Hay que reponer fuerzas y tomar el camino de vuelta a casa. Luego decidimos tomar café en un lugar precioso, cargado de historia, junto a la cruz de “nomeacuerdo” (así la denominó un lugareño). Un grupo de turistas de la zona se sorprendió de nuestra presencia al advertir nuestro acento…claro….somos sevillanos….de Mairena del Alcor.
Ahora, si, nos vamos, pero el año que viene otra vez. Ha sido un placer compartir estas experiencias con vosotros. A José Manuel, mi compañero infatigable de hoy….a Juanma por regalarme la vida a partir del km 43 (nunca se me olvidará), a Ramón, por enseñarme que todavía me queda mucho por correr, a Germán por ser el mejor director de orquesta que he conocido nunca…a todos, gracias por dejarme estar entre vosotros, solo nosotros sabemos lo que significa “sólo un paso más, el próximo, luego ya veré”. La montaña nos ha hecho distintos. Seremos mejores, ya lo veréis.
Han sido muchos kilómetros, mucha montaña, mucha vida la que habéis o más bien nos hemos, insuflado…..volveremos. Ahora, nos toca descansar….un abrazo a todos….La camiseta amarilla volverá a verse muy pronto…..
-W-
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